EL UNIVERSAL
Caracas, Jueves 4 de agosto de 2022 | Opinión
Nuestras tierras agrícolas
“Si de lo que se trata es de producir más, procede es la restitución a sus propietarios de las tierras despojadas por el Estado y la derogación de la perjudicial Ley de Tierras”
PEDRO E. PIÑATE B.

A propósito de la reciente anunciada cesión oficial a Irán por parte de Venezuela mediante convenio, de un (1) millón de hectáreas (ha) de nuestras tierras agrícolas, aparte de ignorar el artículo 13 de la Constitución vigente, ignora la disponibilidad nacional de tierras según la vocación de los suelos. Al respecto reza el artículo 13: “El territorio nacional no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado, ni en forma alguna enajenado, ni aun temporal o parcialmente, a Estados extranjeros u otros sujetos de derecho internacional (…) Las tierras baldías existentes en las dependencias federales y en las islas fluviales o lacustres no podrán enajenarse, y su aprovechamiento sólo podrá concederse en forma que no implique, directa ni indirectamente, la transferencia de la propiedad de la tierra.”
En cuanto a la disponibilidad nacional de tierras agrícolas, sirve de la mejor referencia a todo efecto, la muy calificada observación con cifras del hectareaje clasificado en mano, del profesor especialista agrario Oscar David Soto, publicada en su libro “La tenencia de la tierra y el proceso bolivariano. Valencia, Venezuela. 2004”. Leamos:
“Existe la creencia de que el país posee extraordinarias tierras para la agricultura vegetal. Afirmación totalmente alejada de la realidad tal como lo testimonian datos censales y distintas investigaciones sobre la materia. Venezuela presenta una disponibilidad de 91.665.812 hectáreas, de las cuales 36.000.000 Ha. son aptas para la agricultura vegetal y animal. De este universo 7.225.195 Ha. tienen potencial agrícola vegetal y 27.259197 Ha. vocación pecuaria; de estas últimas sólo 1.000.000 Ha. muestran aptitud para la ganadería intensiva y el resto para labores extensivas. De las tierras dedicadas a la agricultura vegetal, apenas 1.900.000 Ha. presentan condiciones sin mayores limitaciones».
Mención especial y advertencia es que dado el abandono oficial del campo y los efectos acumulados del terror agrario y los controles durante dos décadas continuas, aún cuando la vocación de muchas de las tierras clasificadas para uso agrícola o pecuario persista, las condiciones para su renovada explotación pueden ser de fundación inclusive requiriendo de deforestación y tala como dicta la diferencia entre monte y campo que hacen el abandono y la desidia, especialmente en las tierras que despojadas a los productores privados, hoy en manos del Estado no producen nada.
Rechazando categóricamente los productores y agrotécnicos la pretendida cesión anticonstitucional de un millón de hectáreas de nuestras tierras agrícolas a Irán, si de lo que se trata es de producir más, procede es la restitución a sus propietarios de las tierras despojadas por el Estado y la derogación de la perjudicial Ley de Tierras.
Ref. Pedro E. Piñate B. Nuestras tierras agrícolas. EL UNIVERSAL. Caracas, Jueves 4 de agosto de 2022. Opinión
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Pedro E. Piñate B. MV, MSc. Editor
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