“El remedio no puede ser peor que la enfermedad”.

Desde las distintas regiones productivas de Venezuela, es general la queja de los productores impedidos de asistir sus fincas y movilizar sus productos a las ciudades. La falta de combustible citan como primera causa, seguida de la necesidad de salvoconductos para ellos, su personal y vehículos de transporte de personas, productos y animales. Como resultado la administración presencial de fincas por sus dueños y gerentes, como la producción y despacho de productos alimenticios desde las fincas, se encuentran en la fecha muy limitada, lo que sin duda compromete la oferta al abastecimiento de las ciudades, y con ello el panorama alimentario de los venezolanos. Por eso con esta nota recordamos a todos aquellos con responsabilidades como “autoridades”, que al margen de la militarización total del país que han ordenado, la cuarentena “social” de los estados y demás medidas “sanitarias”, la gente tiene que comer y para ello abastecerse de alimentos.
De allí que desde el campo hacemos un llamado al establecimiento de la prioridad alimentaria a la hora de aplicar las distintas medidas que de seguir sin analizar sus efectos sobre la producción, el transporte distribución, comercialización y abastecimiento de alimentos, dejarán en cuestión de días a la gente sin comida.
A efecto, es necesario se reúnan y comuniquen los productores y sus líderes gremiales con la autoridades civiles y militares y se planteen y acuerden los correctivos puntuales para posibilitar la producción, transporte y distribución de alimentos a las ciudades. Por sobre todo,
debe verificarse su cumplimiento evitando el serio problema de los “peajes” que la corrupción impone en alcabalas y puntos de control a todo el transporte de productos y animales.
Mientras es importante que los productores estén conscientes de la necesidad de cambiar, de adaptarse a las nuevas circunstancias. La crisis humanitaria y debacle que vive Venezuela no comenzó con la pandemia de coronavirus COVID-19 que el Estado sólo y a punta de fusil, no puede resolver. Ello significa que la producción y los productores del campo deben garantizarse con el entendido que la gente tiene que comer. Y en cuanto a las medidas “sanitarias” que implican el estado de sitio de la población y el secuestro de las garantías y derechos constitucionales de los ciudadanos, que resultan imposible en ninguna democracia, conviene recordar la práctica médica universal de que “ el remedio no puede ser peor que la enfermedad”.
Ref. Pedro E. Piñate B. MV, MSc. La gente tiene que comer. Notas Agropecuarias. Martes 7 de marzo de 2020
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Notas Agropecuarias
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Pedro E. Piñate B. MV, MSc. Editor
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Martes 17/03/2021
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